Con este de Cánovas, cuadragésimo sexto libro de los episodios nacionales, he concluido la serie al completo. Un reto que desde hace varios años venía inquietando mi curiosidad, mis ganas de conocer con mayor profundidad los usos y costumbres de unas épocas aún recientes, los trágicos momentos políticos, las intrigas palaciegas, la inestabilidad institucional que la propia monarquía, desmintiendo el argumento tantas veces esgrimidos por los partidarios de dicha institución de que es el modo más perdurable y estable de forma de gobierno. La guerras Carlitas, epicentro de muchos de estas novelas históricas o de estas historias noveladas así lo constatan. España, durante varios decenios, ha sido un constante río de sangre fratricida.
Seguro que echaré de menos los avatares, sueños, odios, amores, pesares frustraciones y alegrías de los diversos personajes, unas veces ilustres y relevantes personajes, otras gente simple del pueblo en sus diversas exteriorizaciones, que han pululado y configurando cada una de las páginas durante la amena e interesante lectura de sus diversos volúmenes, grabando en mi memoria sus modos de vivir, de hablar, de vestir, de relacionarse, de amar, de odiarse, de matar o dejarse matar.
La de los episodios nacionales ha sido una lectura sosegada, relajada, con un enorme aporte de nutrientes intelectuales, para mi imperdonable desconocimiento de una época que ha marcado nuestro devenir, me refiero a los españoles en general o para aquellos que sienta el curioso deseo de profundizar en un periodo convulso y agitado. Para quienes aman la historia, como es mi caso, la lectura de estos volúmenes les aportará indescriptibles sabores literarios.
Del autor poco he de decir que ya no se sepa. Me indigna la enorme presión ejercida por sectores conservadores de nuestra sociedad para que no le fuese otorgado en Premio Nobel de Literatura, más que merecido por sus dotes literarias, pero la ideología siempre ha jugado un papel preponderante en nuestra sociedad. Por mi parte, Don Benito, no sólo es usted merecedor de tan significante premio sino que le considero uno de los más grande esgrimiendo la pluma.