miércoles, 30 de junio de 2021

Viaje al centro de la filosofía de Nemrod Carrasco

Cada vez que leo un libro sobre filosofía me queda un regusto amargo, como quien se deja algo por el camino sin haber sabido retenerlo. Es como transportar un saco de grano de un supuesto punto A a un apartado punto B. Tras el ímprobo esfuerzo compruebas que en el saco hay un pequeño agujero por el cual se va menguando la carga, esta se esparce irremisiblemente en el recorrido y al final te queda ese sinsabor de haber dejado en el camino parte esencial de la carga, parte irrecuperable, desperdiciada.
Con este libro esa sensación se ha visto aliviada, he sido capaz de retener mucho más de lo esperado, tal vez por el lenguaje sencillo, directo del autor. Hoy soy mucho más capaz de meditar sobre los pensamientos de esos grandes pensadores que nos ha ofrecido la humanidad. Una luz, aún tenue, me ha alumbrado el camino, me siento más cercano a Sócrates, a Platón, a Aristóteles, veo con meridiana claridad la mente de San Agustín y Boecio, la muerte de Dios antes de Nietzsche, en los escritos de los ilustrados. Hoy me siento más cerca de Epicuro, en su racional hedonismo; de Marx me reafirmo mucho más en él; Hegel se me hace menos árido, más luminoso. Kant y ese larguísimo elenco de pensadores. Es una lectura absolutamente recomendable para quienes sienta el escozor de la curiosidad.

 

Los Pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán

¡Qué grata sorpresa me he llevado! Siempre miré a Dª Emilia como una remilgada romántica, carente de cualquier consciencia social que la hiciese ver algo más allá de su entorno casi aristocrático, frívolo, sensiblero. Pues no, me equivoqué y de lleno. Toda su obra está repleta de guiños. Qué digo de guiños, de ostentosos y pocos disimulados aspavientos en favor de los más desfavorecidos. Cada frase, cada párrafo lleva un destacado tinte de denuncia social, de feminismo muy adelantado para su época. Nos descubre el paisaje de la Galicia profunda, de sus insalvables desigualdades, como los usos y costumbres medievales se resisten a ser destruidas, superadas, enterradas para siempre. La mujer, sea de la clase social que sea, siempre anda sometida a la tutela masculina, primero el padre, luego el marido.
Repasa uno y otro de los hechos latentes, un cura que se debate entre el amor a Dios, a su sometimiento a la fe ciega o la entrega y redición a los seres humanos que sufren, aman, padecen en su entorno. Un médico entregado de lleno a la ciencia y sus beneficios, lector de Darwin.
En fin, un hermoso y crudo retrato del siglo XIX.
La imagen final de la obra no puede ser calificada más que de impactante. Algo sublime que antecede al punto y final de la novela.

 

jueves, 24 de junio de 2021

La juventud

 

La juventud es un galardón que el paso de los años acabará arrebatándote con inexorable certeza.

R.C

Cuadro: Mujer Durmiendo de Tamara de Lempicka

La crueldad del tirano

 

La crueldad del tirano no ha perdido un ápice de eficacia a lo largo de la historia, tan solo su apariencia, escondida tras un efectivo disfraz, ha mitigado y suavizado su manifiesta vileza.

R.C

Cuadro: Soledad de Fabio Hurtado.

miércoles, 23 de junio de 2021

Antología Poética de Francisco Brines

Hermosa antología de un poeta inédito para mí. Su muerte reciente me indujo a conocerlo, a descubrir su palabra, su verbo. Es bella su poesía, siempre teñida de la precariedad del tiempo, que pasa dejando huellas pero con pavorosa rapidez. El amor siempre tiene fecha de caducidad, lo prometido eterno tiene contada su duración. Nunca, o casi nunca, repite amor, salvo una vez que describe con estas bellas palabras "Ese cuerpo ya gozado". Pero esa efimeridad no resta ni un ápice de pasión, de efusividad. Ningún amor, por corto que sea parece pasar sin dejar huella. Todo amor deja su cicatriz en nuestra mente. Los cuerpos gozados, por decirlos con sus palabras, son del mismo sexo, de su mismo sexo, pero en nada se destaca este hecho en sus versos. Es normal, es habitual, es natural. El amor se comparte con otra persona, se disfruta en otro ser, todo lo demás son banalidades sociales, impuesta por una cultura que no siempre tiene en cuenta la anhelada felicidad que cada cual busca, sino que se reviste de hipocresía, de una falsa normalidad, no siempre acorde a nuestro sentimientos más profundo.
También le inquieta la muerte, ese irremisible final que a todos aguarda.
Sí, esa poesía gozada, es digna de ser leída, de ser disfrutada.

 

martes, 22 de junio de 2021

Ante la muerte

Lo peor de la muerte no es la certeza de su advenimiento sino la aprensión que nos produce el pensar en la constante amenaza de esa certeza.

R.C

Cuadro: Paisaje de San Juan 1939 de Lino Enea Spilimbergo-
 

Ocurrencias


 Sin apenas agotar la munición de la palabra y el argumento, el necio siempre cala la bayoneta del insulto.

R.C
Pintor Alfredo Valenzuela Puelma, Valparaíso, Chile, 1856-1909.

lunes, 21 de junio de 2021

Un hombre en la oscuridad de Paul Auster

Lo más flojo que he leído de Auster. Esto no quiere decir nada. Hasta ahora todo lo que había leído de él me ha encantado. Esta también me ha gustado, pero un peldaño por debajo de lo que en él es habitual. La historia es extraña, o las historias mejor dicho, como todo escritor el protagonista juega a ser Dios, crea un personaje, le insufla vida, se mueve en un mundo paralelo manejado por los invisibles hilos de su creador, está a su merced. Y ese determinismo, al que todos los personajes de la ficción están sujetos a una voluntad ajena, que es irrevocable, caprichosa, inevitable. Fluye por mundo paralelos condenados a reencontrase en un punto confluyente. Personajes fruto de personajes. Reflexión sobre el amor, el matrimonio, la vida, la familia, sobre la muerte, sobre la intelectualidad y la frivolidad, sobre las relaciones humanas, el amor filial, y el de abuelos a nietos y viceversa. Pero el amor está siempre presente, la atracción no sólo física, que también juega un papel importante aunque no de relevancia determinante.
La he oído y ahí entra otra parte de la crítica. El narrador es plano, carece de la necesaria modulación de voces, como hasta ahora he disfrutado. Todos los personajes tienen el mismo tono y se nota demasiado su lectura. En fin, la perfección no existe, aunque uno no deja de buscarla con vehemencia.

jueves, 17 de junio de 2021

Los Santos inocentes de Miguel Delibes

Inconmensurable. Genial. Uno de los libros más grande que haya leído u oído nunca. La película también me conmovió en su día.
La sangre me bullía durante su lectura, o mejor dicho, mientras lo oía narrado por una inmensa voz masculina, preciosa, profunda, atrapante. Ha despertando sentimientos difíciles de expresar, imposible de contener la impotencia ante las injusticias descritas con el estilo inherente, inequívoco de Delibes, siempre dibujando con una prosa hermosa, rodeada de naturaleza en una simbiosis imposible de desligar en los libros del autor, allí donde hay vida esta se manifiesta irremisiblemente envuelta por la naturaleza.
La historia nos cuenta la vida de unos seres atrapados en las garras de relaciones humanas y laborales más propias de la Edad Media, que de un capitalismo tardofranquista, no menos injusto, no menos sombrío para los desahuciados de por vida. Me ha gustado la imagen del personaje del périto, falsamente creedor de pertenecer a la misma estirpe del señorito, que repta en su entorno, cornudo, engañado una y otra vez en su condición social y tan déspota como el propio amo.
Verdaderamente una obra para no dejar atrás sin leer, una de las grandes la literatura hispana.

 

Tirano Banderas de Ramón Del Valle-Inclán

Tirano Banderas es una hermosa alegoría, una sátira del poder tiránico. Un hombre, la momia es denominado en más de una ocasión, refugiado en una atalaya y su decrepitud contempla desde su refugio, rodeado de gachupines y aduladores, un mundo a sus pies al que trata de conservar por todos los medios, induciendo a los demás a cometer cuantas tropelías y desmanes sean necesarias para que ese mundo no cambie. Se aferra a la falsa creencia que la vida es inamovible, como los clásicos griegos y romanos jamás pensaron en un mundo donde la esclavitud no fuese una normalidad y no una aberración, ni el señor feudal creyesen en la abolición de la servidumbre tal y como él normalizaba en sus relaciones con los siervos de la gleba. Desmintiendo una y otra vez la verdad del aserto de Heráclito de que nunca nos bañamos dos veces en el mismo río. No, el mundo, la sociedad, no es algo estático, por más que le pese a muchos, sino que en sus propias entrañas lleva la semilla del cambio, siempre hay algo nuevo bajo el sol, todo es cambiante, todo evoluciona, nada es perenne. Y esta alegoría así nos lo demuestra, o al menos excita nuestro intelecto para mostrárnoslo. Por más que el Tirano quiera preservar sus privilegios envolviéndolos en sagrada inamovible todo lo que le rodea, lanzando a sus adláteres y perros de guardias contra las masas sedientas de cambios, de libertad, hambrientas de justicia, hartas de hipócritas y falsas promesas, demandadoras de hacer añicos la resignada sumisión. El esclavo no nació para serlo, el siervo tampoco. Pero circunstancias sociales, políticas, culturales, jurídicas y religiosas así lo forjaron, pero este no es el lugar ni el momento de debatir. ¿Y el obrero, para qué nació el obrero, el trabajador, el campesino? Apostillo yo, sueña con ser manumitido, con vencer los escrúpulos para convertirse en un no obrero e imitar el papel de quien le ofrece unas migajas.

En la atmósfera que se respira en el libro, en su prosa, poesía pura, bella, hermosa, ¿panhispánicamericana?, compleja por el uso de términos incomprensibles para mi, queda latente el pesimismo decadente que envolvía a los escritores de esa generación. Las glorias largamente enaltecidas del Imperio español se derrumbaban como un frágil castillo de naipes. Siempre en el horizonte se vislumbra una luz esperanzadora.

 

miércoles, 16 de junio de 2021

Kiki, siempre en mi recuerdo.

 

Su lejano recuerdo permanece brumoso en mi mente, sin embargo, su evocación está presente como si no hubiese transcurrido más de cincuenta años. Son aún tangibles sus ojos felinos humedecidos de tristeza cuando me miraron por última vez, postrada en la bandeja trasera de aquel coche que la alejaba de nuestras vidas. ¿Habrás sido capaz de ser feliz sin nosotros? Espero que si. Seguro que supiste ofrecer todo tu gatuno amor a quienes te acogieron. ¡Cuánto dolor me causó aquella inevitable despedida que tu nunca comprendiste, cuánto tiempo tardó en cicatrizar!


martes, 15 de junio de 2021

Mayo del 68: La Revolución de la Revolución de Jacques Baynac

En Francia fui un niño feliz. Mis ojos de adolescencia fueron testigos directos de estos hechos. Hoy, mis ojos de adultos, de viejo, son los que demandan comprender todos aquellos sucesos. Yo vivía en la banlieue de un Paris revolucionario, ahíto de un régimen caduco que encorsetaba asfixiante a la población, a las clases más desprotegidas, aprovechándose de las condiciones de los inmigrantes, esos que tanto daño parecen hacer a la población, según algunos, que anhela vivir en paz sin tanto extranjero. Un dato curioso, de los cuarenta y cinco mil empleados en el 68 que componían la compañía Citroën, solo veintiséis mil eran no originarios de Francia, estos procedían de países como España, Portugal, Marruecos, Argelia, Túnez, de la antigua Yugoslavia o Italia (en menor medida), estaban peor pagados que los franceses, realizaban los trabajos que estos rechazaban o desdeñaban, pero en el fondo estaban agradecidos. En sus países de origen las penurias se magnificaban.

Mis padres fueron unos de esos que tuvieron que salir huyendo de una España donde el aire putrefacto de la dictadura se hacía irrespirable, donde la subsistencia económica era irrealizable y decidieron coger sus maletas, sus hijos y meterse en un tren que los alejase de tanta miseria. Fuimos a parar a Paris, a esa hermosa ciudad, que en esa época violentaba un sistema coercitivo, un capitalismo que mostraba fisuras por todos sus muros y que parcheaban aquí y allá para disimular las irremisibles grietas que mostraba frente a los menos afortunados.

Mayo del 68 mostró el hastío de la juventud, de los trabajadores frente a esos regímenes que de un lado o el otro del muro mostraban sus fracasos e impotencias. La mu jer siguió acrecentando su consciencia de igualdad injustamente negada (aún falta largo camino por recorrer). Un aire de libertad sopló en el mundo entero, Praga, antes en Hungría, Francia, Grecia, la inapelable dictadura franquista reprimía cualquier movimiento de ansías de libertad, como la Portugal de Salazar sofocaba cualquier resquicio reivindicativo de aire puro. El sistema tenía que resistir, el modelo económico debía persistir por más brechas que mostrase.

En este libro, en modo de crónica periodística, viene a mostrarse del panorama de aquellos días, aquellos meses que se debatieron entre la esperanza de muchos y el temor de unos pocos, recelosos de sus privilegios.

Pero ese Mayo del 68, indirectamente, supuso un cambio radical en mi vida. Supuso dejar atrás unos sueños de estudios bien enfocados, un amor adolescente, imposible, inalcanzable. Mis padres, temeroso antes los hechos, que ya habían sufrido en su niñez las consecuencias de una atroz guerra fratricida, fruto de un golpe de estado frustrado, que hizo añicos las ilusiones de millones de españoles y consolidó el bienestar de muchos privilegiados, permitiendo el nacimiento de un clase acomodada, temerosa, callada, silenciada, decidieron volver a España. Apenas habían logrado ahorrar lo suficiente, a pesar del duro trabajo que les supuso, el ímprobo esfuerzo y la insufrible carencia a las que tuvieron que someterse para darnos lo mejor de ellos, para comprar un piso pequeño en la España que ellos tanto añoraron. El sueño de Mayo del 68 se diluyó entre bombas de humos lacrimógenos, entre golpes negros para acallar las reivindicaciones de las masas, ante la inexplicable timidez de la izquierda francesa, más preocupada en acumular votos que en la realización de su cometido. Los estudiantes volvieron resignados, desilusionados a sus libros, a sus clases; los obreros regresaron a sus aplastantes rutinas para satisfacción de sus patronos. Paris enmudeció, y yo hube de dejar atrás esos sueños, esas promesas de becas, que se fueron diluyendo con el paso del tiempo. Atrás dejé un amor que, entonces, se manifestó en todo su esplendorosa y real imposibilidad. Ya hasta el sueño se hizo irreal, perdí hasta el derecho a soñar.

En España, años después, conocí el amor de mi vida. Aún sigue a mi lado y espero que por muchos años. No hay mal que por bien no venga.

Por cierto, el prólogo de este libro me ha aportado muchos más datos analíticos que el propio libro en sí. Nostálgico ando últimamente y eso me impele a la hora de tomar decisiones sobre mis lecturas.

lunes, 14 de junio de 2021

Magallanes de Stefan Zweig

Stefan Zweig se está convirtiendo en unos de mis escritores de referencia. Bueno, eso ya hace tiempo que lo logró, pero se se está reafirmando con asombrosa solidez.
Para no ser menos, este libro me ha encantado, me ha hecho aflorar jóvenes recuerdos. Hice el servicio militar embarcado en el Buque escuela de la Armada Española, sí, en el Juan Sebastián de Elcano. Tuve la suerte de navegar allí por donde pocas personas lo hacen, desde la apertura del Canal de Panamá, salvo honrosas y nostálgicas necesidades, muy pocos son los que navegan por los Canales Patagónicos, surcan el Mar por Tierra de Fuego y el estrecho de Magallanes. La gente no sabe lo que se pierde. Es todo un espectáculo lo que nos ofrece la naturaleza en esos lares y mares. Durante la travesía no fueron ni una ni pocas las veces que pensé en esos valerosos marineros que se adentraron entre esos intrincados y laberínticos canales de belleza espléndida. Nosotros llevábamos un práctico chileno a bordo que embarcó en el puerto de Mar de Plata en Argentina, perfecto conocedor de esa singladura. Pero Magallanes y sus hombres se aventuraron sin conocimiento previo por aquella límpidas y frías aguas. Era nuestra gran ventaja. Esta lectura que de manera pormenorizada relata aquella aventura así me lo ha confirmado. Hubo de ser mucho más compleja de lo que mi excitada imaginación vio en aquellos tiempos.
Magníficamente relatada, como en él es habitual, la aventura discurre ante nuestros ojos incitando la imaginación, despertando el hambre y la sed que esos hombres padecieron, los sufrimientos que aguantaron, las vicisitudes que sobrellevaron.
Y sobre todo la obra destaca la injusticia que con él se cometió. atribuyendo maliciosamente todos los méritos a quienes volvieron de ese penoso viaje de tres años. Sí, la actual historia de mi país, España, se atribuye los méritos como propio y realzan en un pedestal a quien a concentrado todas las glorias de tan penosa singladura: Juan Sebastián de Elcano. No doy más detalles para no desvelar la verdad a quienes decidan leer el libro.

 

Mientras dure el verano de Lucia Gil.

¿Qué me indujo a comenzar la lectura de esta novela? Sobre todo saber qué ruta sigue las nuevas generaciones de escritores. Qué temáticas les interesa, cuales son las preocupaciones que les inquieta, donde se halla el prisma con el cual contemplan el mundo. También, he de confesar, que fue de los pocos audiolibros, modalidad a la que ando acostumbrándome sin perder el sano hábito de la lectura, que encontré libre en mi biblioteca pública.
Lo primero que detecté fue la simpleza intelectual de los personajes, seres que se dejan embaucar por novedosas tecnologías, que los criterios de seguidores en Instagram determinan mucho a la hora de decantar una elección, y eso no me gusta nada. Eso también lo estoy detectando con mis propios ojos, sin que medie ninguna denuncia literaria, sin que ningún texto literario trate de abrirme la visión de lo que acontece en torno al mundo. Siempre he creído que el intelectual, el artista está ahí para despertar las conciencias, para incitarlas, para ejercer como el primer café de la mañana que nos da la bienvenida al mundo cada día y arrancarnos de ese plácido sueño que nos ha llenado de energía nocturna.
Todo lo que he detectado de "moderno" es que se habla de Cabify en vez de taxi, lo cual me produce un espeluznante rechazo, una multinacional como símbolo de modernidad sobre miles de familias que paga con cierta religiosidad sus impuestos, tienen controladas sus tarifas para impedir los abusos, más allá de la picaresca reprochable de más de un taxista. Pero lo que más me ha llamado la atención es que las chicas hablan con fingida naturalidad de las relaciones homosexuales, como hito de una reivindicada normalidad. Para mi, eso no es más que un signo de libertad, cada cual se mete en la cama con quien le apetezca, con quien ame, con quien le guste, con quien le atraiga y nadie, absolutamente nadie puede reprochar esa actitud mientras esa voluntad sea reciproca. No, eso es libertad y no modernidad. Libertad largamente vetada y que ahora es mucho más permisiva, ¿permisiva? ¿Quién ha de permitir que yo ame o no a un ser de mi mismo sexo? Conste que soy heterosexual, eso a nadie le importa, pero sí, lo soy. Me gustan, me encantan las mujeres pero no me produce ningún rechazo que dos hombres se amen, que dos mujeres se quieran, ninguno.
De ahí viene mi decepción de este libro. No se puede preponderar como hito de libertad, algo que se lleva años combatiendo. Tiene que haber algo más y ese algo más no lo he encontrado en este libro.
Por favor, que alguien me diga que esos no son los hitos históricos de la nueva normalidad.

 

domingo, 13 de junio de 2021

Marina de Carlos Ruiz Zafón

De haber sido el primer libro que leo de Ruiz Zafón, andaría encandilado con su prosa, su adjetivación reforzada. sus descripciones casi poéticas, vigorizadas, con complementos vitamínicos literarios. Pero es precisamente esa prosa suave y gelatinosa la que me repele, siempre llena de láminas de luces que penetran por los resquicios de las puertas, sombras violetas que emergen de profundas tenebrosidades las que me empalagan.
Toda obra artística transciende a su autor, más allá de la última pincelada que rubrica la firma de un cuadro, el punto final que cierra un libro, la última cincelada que remata una escultura, son capaces de despertar sensaciones, sentimientos, ternuras, tristeza o dolores transcurridos, segundos, minutos, días, años o siglos después de que fueran creadas y sentidas por el autor.
La trama de Marina me parece enrevesada, intrincada, profusamente imaginativa, ciertamente inverosímil. Pero algo me ha atrapado. No es una obra que haya leído sino oído. El recurso del audiolibro me ha atrapado, mientras reclamo los placeres del sueño disfruto de imagines evocadas por voces maravillosas, sensuales.
No negaré la mágica atmósfera que envuelve el libro, su tensión, su halo seductor y misterioso.

 

sábado, 12 de junio de 2021

Retrato de la señora Natasha Gelman' de Diego Rivera

La mañana se llevó tu recuerdo pero aún persiste el hálito del amor flotando en la habitación.
RC
Cuadro: Retrato de la señora Natasha Gelman' que Diego Rivera pintó en 1943,

 

Un bello cuadro de Theodore Robinson


Escribir no debe ser la mera conjunción de bellas palabras. Si éstas no están dotadas del sentimiento necesario para proveer al texto de alma, será como haber construido un muro de mampostería, más o menos bello, pero en el que siempre prevalecerá la frialdad de la piedra.

RC
Cuadro: THEODORE ROBINSON: "La débâcle", 1892

miércoles, 9 de junio de 2021

Bajo la misma estrella de John Green

Insufrible, infumable, sencillamente ilegible. Claro que esto último no lo he hecho. He utilizado el método de audiolibro para convocar, mientras oía, el dulce sabor del sueño, pero tampoco ha cumplido esa función. Tal vez esto último tenga algo que ver a pesar de la sugestiva voz de la narradora, sin lugar a duda, lo mejor del libro.
 

martes, 8 de junio de 2021

Libertad de expresión.


La estrategia ha variado, en el pasado se ahogaba y reprimía la libertad de expresión con la censura, en la actualidad con la proliferación de bulos masivos y nocivos. 

Ser español, entre otras cosas.

 


Cada día me siento más decepcionado con la idea de ser español. Nadie elige dónde se nace, pero si puede hacerlo de donde se es. La carencia de capacidad de reflexión de mis compatriotas me abruma y acongoja. Nos dejamos llevar por las ideas que desde los medios de comunicación, destacan algunos hechos, omiten otros deliberadamente, muchos se dedican a difundir bulos sin el menor de los escrúpulos, las redes sociales nos intimidan, y se difunden noticias sin el menor atisbo de reflexión. Se comparte y punto. ¿Cuantas veces no habré visto la casa de un destacado líder de la izquierda, el precio, de dónde y de qué banco ha salido el dinero para pagar la hipoteca? Otros, sin embargo, tienen casas que han costado el doble, se han comprado con dinero de oscura procedencia y, a pesar de todo, un sospechoso silencio se cierne sobre la “noticia”. Pero en fin…

Lo que está colmando mi paciencia es algo digno de destacar. Las compañías eléctricas han incrementado sus precios una barbaridad, han hecho que se tomen medidas contraproducente contra el consumidor, es decir, contra la inmensa mayoría de nosotros, con la finalidad de paliar sus deficiencias y falta de planificación. Desde lejanos despachos, y en ello también incluyo la banca, personas que ganan cantidades anuales de seis cifras firman despidos de personas que apenas llegan a la quincena de miles al año para equilibrar presupuestos de compañías cuyos beneficios no paran de crecer para favorecer a una minoría social. Ya decía Saramago que para hacer un rico había que crear antes muchos pobres.

Mi indignación no se fundamenta mas que en la actitud del pueblo español. Mientras todo eso sucede nos conformamos con una sesgada idea de libertad, falsa a todas luces; nos dedicamos a inundar las redes sociales de chistes (ingeniosos algunos, pero no menos dañino a nuestra conciencia de consumidor), que si el precio de la luz por aquí o por allí, pero sin levantarnos de nuestros cómodos sillones o sofás; sin alzar para nada nuestras voces y gritar un ensordecedor “Basta ya”. No. Nos lo tomamos todo a mofa, con deplorable y lamentable resignación. Por ello muchas veces envidio a pueblos como el catalán, el vasco y muchos otros europeos, no se dejan avasallar con tal facilidad sin al menos luchar antes por sus derechos y sus libertades.

lunes, 7 de junio de 2021

Montaigne de Stefan Zweig

¡Qué grande era Zweig en sus biografías! Elegidas con esmero y devoción, escoge personajes realmente peculiares, profundos, de enorme personalidad para narrarnos unas vidas repletas de anécdotas enriquecedoras, de frases y pensamientos que inducen a la reflexión. El libro está sembrado de frases dignas de subrayar, de meditar, de aplicar en la práctica cotidiana si somos capaces de imitar el inigualable valor que esos seres atesoraban. Hay que ser valiente para ser realmente libre, eso no está al alcance de cualquier mortal ni mucho menos. Si, después de cada lectura de Zweig, uno disfruta de la sensación de saciedad intelectual que nos apacigua y calma el hambre y la sed de sabiduría.
 

domingo, 6 de junio de 2021

¿Por qué vivimos? de Marc Augé

Es como sentarse ante un exquisito plato, cocinado con los ingredientes aromáticos, sabrosos, prometedores de una inigualable palatabilidad, un plato cuya presentación es inmejorable, insuperable y de repente, en el primer bocado muestra toda su textura arenosa (en este caso la arena no es metafórica). El lenguaje árido, seco, farragoso hace su lectura insoportable, incomprensible -en este caso entono el mea culpa-. Línea tras línea, párrafo tras párrafo vas avanzando dificultosamente, tratando de recuperar esa inspiración y concentración que pugna por huir de tu mente mientras deslizas dificultosamente tu vista sobre las páginas ininteligibles y tediosas. No, definitivamente no he sabido sacar ningún provecho de esta lectura y lo lamento profundamente. Su prometedora perspectiva se ha volatilizado como por arte de magia negra.
 

sábado, 5 de junio de 2021

Erasmo de Rotterdam de Stefan Sweig

 

He de asumir que el hábito no hace al monje y esto me lo acaba de demostrar una vez más un autor. Esta vez ha sido Sweig con esta magnifica biografía de uno de los hombres más ilustres del Renacimiento, representante inequívoco del humanismo más absoluto, llevado a la cumbre más alta con acérrima práctica. Se puede militar, hacer proselitismo sin por ello conllevar fanatismo alguno. Es evidente que gran parte de culpa es mía y solo mía, la sola mención de una sotana, un habito, una mitra me induce a pensar en un fanático de campeonato, la Historia con mayúscula no hace más que corroborar este pensamiento mío, llena de execrable mácula de abusos e injusticias la repleta. Cuántas barbaridades se han cometido enarbolando la bandera de un dios, de cualquiera de los supuestamente existentes.

Pero mi culpa está en no conocer con la suficiente entereza que en época determinada solo los religiosos tenían acceso a la cultura y esta premiaba por encima de cualquier religiosidad sincera o encubierta. La verdad que hasta la lectura de este libro ignoraba bastante la obra de Erasmo, su serena ideología, su religiosidad desprovista de fanatismo, de pensamientos guiados por la moderación y la falta de alineamiento a un partido u otro.

Esto me hace reafirmarme en la máxima de Sócrates: sólo sé que no sé nada. Hay que mantener encendida la sed de conocimiento. Es una meta absolutamente inalcanzable pero más cercana cada día, cada paso que supone el leer un libro nuevo, desconocido.


jueves, 3 de junio de 2021

La mano de Fátima de Ildefonso Falcones

Difícil me va resultar comentar esta novela. Me debato entre el me ha gustado y el sentimiento de exageración y exacerbación del autor que me ha dejado la lectura. No se puede acumular tal número de desgracias en unas mismas personas. Pero pensándolo fríamente, en un ambiente de intolerancia, sobre todo religiosa, de fanatismos desenfrenados hasta eso es posible. Todo es posible.

Bien ambientada, mejor documentada, reúne todo los requisitos para complacer los más exigentes de los gustos literarios, pero siempre pende sobre la cabeza del lector, esos excesos desorbitados, que te inducen a pesar que tanta maldad no es posible en el ser humano. Sí, lo admito soy un ingenuo a pesar de mis años, pero pienso en toda alma siempre hay un atisbo de humanidad, o simplemente estoy equivocado y eso no es posible en ciertos elementos de nuestra especie.

De lo que no me cabe la menor duda es que mi horizonte, como español, como andaluz, como no creyente se ha visto despejado enormemente tras la lectura de la Mano de Fátima. Me ha aportado datos históricos relevantes para conocer los cimientos de nuestro pasado, sobre los que se apoya la actualidad, nuestro día a día.

Boabdil de Antonio Soler

Todo lo que ha escrito Antonio Soler me ha atrapado. Tiene una manera de narrar muy particular, descriptiva como una sucesión de imágenes qu...