viernes, 30 de julio de 2021

Américo Vespucio de Stefan Zweig

Acostumbrado a los magníficos textos de Zweig este me ha dejado un cierto regusto de decepción. Algo le falta para estar a la altura de todo lo que hasta ahora he leído del autor. Es evidente que aporta datos interesante, pero el novel ecléctico que quiere mostrar me parece un tanto forzado, como si hubiese que mostrar la inocencia revelada de la imparcialidad, de la ecuanimidad de Vespucio a la hora que su nombre fuese puesto a todo un continente que él en realidad no descubrió.
 

domingo, 25 de julio de 2021

En contra del fascismo de Umberto Eco

 

A nosotros hace tiempo que se nos murió el perro, pero la rabia sigue campando a lo largo y ancho del país. La verdad es que Eco no hace un gran aporte a lo ya sabido. Nunca hay que bajar la guardia, puesto que ellos siempre están dispuestos a dar el zarpazo allí donde menos te los esperas. Siempre incitando a la violencia, al odio, provocando y mintiendo, haciendo correr rumores y disfrazando la noticia tras un montón de mentiras e invenciones. Pero la verdad es que esperaba mucho más del libro.

Clarissa de Stefan Zweig

 

Lo que une el amor lo desune la guerra. Una historia conmovedora es la que nos cuenta Zweig. Este hombre fue capaz de sacarle partido a cada una de los libros, capítulos, páginas, párrafos y renglones que escribió. Nadie le ha sacado tanto jugo a las palabras como lo hizo él. Sus obsesiones siempre eran las mismas, la humanidad, lo artificioso de las fronteras físicas, Europa, los nacionalismos desintegradores, las relaciones entre los seres humanos. En esta obra da una visión personal sobre un tema candente, que afecta a la mujer en particular y al hombre en general sobre su libre elección. La mujer debe poder elegir con plena libertad y el hombre debe estar a su lado como copartícipe de los hechos. Nadie es madre por obra del espíritu santo, salvo una gloriosa excepción. Un cigoto es fruto de un óvulo y un espermatozoide. Ese es el milagro de la vida.
Los hombres y mujeres se relacionas, se aman, se odian, se enternecen los unos juntos a las otras o viceversa. Los hombres y mujeres en sus afanes codiciosos nos abocan a guerras que reparten dolor, miseria, hambre, desdicha, muerte, mucha muerte, para satisfacer falsos sentimientos alentados desde fríos despachos adornados de un retrato, de una bandera.
No me canso de leer a Zweig. Siempre logra sorprenderme, emocionarme, conmoverme.

sábado, 24 de julio de 2021

Crónica de un vendedor de sangre de Yu Hua

Tierna, humana, asombrosamente terrenal, de una tierra de donde a todos nos pilla a contramano salvo, obviamente, a quienes son de allí. El discurrir de la vida cotidiana, el arraigo de costumbres que forjan leyes inamovibles, ineludibles, algunas de esas costumbres son milenarias otras de una triste inmediatez, pero no por ello carente de un mayor peso y rigor. La miseria, los subterfugios para eludirla, los quites para esquivarla, las fintas para capearla mientras la vida avanza irremisible. Transcurren los años, siempre hay un motivo para vender tu propia sangre.
 

viernes, 23 de julio de 2021

El infinito en un junco de Irene Vallejo

 Tiempo hacía que una lectura no me aportaba la cantidad de datos útiles que me ha despachado este libro. Interesante. Interesantísimo. Ameno. Ágil. Instructivo. Divertido. Es un ensayo, pero nada tiene que envidiar a una novela. Sabes que en cada esquina te aguarda una nueva sorpresa, un hito insospechado, algo que despertará tu asombro y satisfará su curiosidad. No defrauda, sino que te hace anhelar un poco más conforme van pasando las páginas. Los que amamos los libros nos divertimos leyendo sobre ellos, destapando anécdotas, historias, curiosidades, alegrías y tristezas. Cientos de ellos han llegado a nosotros, cientos de miles se han perdido en el camino, pastos de llamas intencionadas o accidentales. El hombre siempre ha tenido una relación de amor y odio con los libros, unas relaciones convulsas, atormentadas, con el mismo pasional arrebato que un amor intenso, ingobernable. Los apasionados de la lectura no debemos ni podemos dejar de leerlo.

miércoles, 21 de julio de 2021

Una mirada

 

Todo comienza con la irreparable pérdida de un amigo. Puede ser uno muy allegado, de los que has ido perdiendo contacto debido a los avatares de la vida, pero no por ello han menguado ni el cariño ni ese vínculo que os mantiene unidos, que aunque invisible es invulnerable; o bien uno de esos amigos esporádicos, que perduran en la memoria gracias a la rutina y la costumbre y con los que has compartidos alguna que otra anécdota digna de memorizar. Te enteras por puro azar. Tal vez por un amigo o conocido común con el que te cruzas por la calle, mientras esperas el autobús, en la barra de un bar o en la cola del supermercado y te comunica la noticia, no sin cierto tono irónico queriendo hacerte partícipe y cómplice del gesto que revela la vanidad de haberle sobrevivido, como si el mérito fuese atribuible a uno mismo y no a la eventualidad vital que te viene impuesta por albures incontrolados que te proporcionan fatalidades o venturas sin la menor intervención de tu anuencia. La muerte siempre sorprende, siempre es mal avenida. Tras ese se lleva a otro amigo y después a otro más. Creces la nómina de amigos y conocidos que se van para siempre, que van a ese lugar del que nunca se vuelve.
Viene el turno de la de tu cónyuge. Esa es una muerte tremendamente dolorosa. Insuperable. En ti se desata una irrefrenable lucha por querer retener en la memoria de tus manos cada uno de los recovecos de su cuerpo, las sensaciones que te trasmitió esa piel tersa y suave a los que los años arrebataron tesura y suavidad mientras la despojaban de juventud pero no escatimaron la calidez ni la ternura que de ella manaba. Ni borró el tibio recuerdo que sus labios te agraciaron en cada uno de sus besos, ni la dulzura de cada uno de sus susurros. Con su ausencia vuelves a recordar a la soledad. Entonces comprendes que aquella despedida, que de tanto regocijo te llenó el día que te desprendiste de ella, fue tan solo un hasta pronto y no un adiós definitivo. Esa es una muerte que llena tus noches de suaves recuerdos e indulgentes añoranzas y llena tu casa de un penetrante vacío.
Muere un vecino y luego otro. Tus hermanos y cuñadas. Muere tu yerno. Muere tu hija. Muere tu hijo. Muera tu nuera. Muere alguno de tus nietos, mientras tu corazón va acopiado dolor y desolación. Ya no eres amigo. Todos han muerto. La muerte diluyó tu matrimonio del mismo modo que te arrebató a todos los hijos, nietos, bisnietos, tataranietos. No hay alma capaz de aguantar tanta tristeza.
Maldices a quien te otorgó esa terrible condenación a la inmortalidad, que como la muerte todo arrebata y perpetúa el desgarrador tormento.

El reencuentro

 

El reencuentro.
Encanecidos o alopécicos, de cabellos ralos o de canas disimuladas bajo el benévolo milagro de tintes que vienen en contrarrestar malignos vestigios depositados por el inexorable paso del tiempo. Tiempo que en su imparable y perverso avance ha consignado trazas intachables, barrigas prominentes, máculas en pieles otrora firmes y relucientes, llenas de juventud y belleza. Achaques que han venido a deteriorar una salud que parecía inalterable, inmarchitable. Lentitudes, movimientos tardos han sustituido agilidades y dinamismos. Recuerdos que renacen cada vez con mayores esfuerzos, de fondos cada vez más profundos e inescrutables.
Si, hemos cambiado tanto.
Pera la batalla de los sentimientos, es decir, aquello que aún es capaz de mantener un agradable vínculo entre nosotros, esa batalla la hemos ganado, por más que el tiempo se empecine en lo contrario.

sábado, 17 de julio de 2021

Las hermanas de Stefan Zweig

Como dos gotas de agua en lo físico, como el agua y el aceite en carácter. Una un puro cumulo de virtudes, la moral íntegra, dedicada con devoción a los demás, rebozando altruismo por cada uno de sus poros la una. Mientras la otra, de moral mucho más distraída y altanera (como a más de uno nos gusta) vive con devoción hacia un hedonismo desenfrenado, dedicada a someterse a todas las demandas placenteras que emana de un cuerpo joven, bello, hermoso. Satisface sin pudor todos y cada uno de sus caprichos. ¿Cómo no entregarse a los mundanos placeres que nos ofrece la vida en su cortedad. Existe una lucha encarnada entre ambas. Una de las dos ha de vencer. ¿Cuál?
 

El callejón de los milagros de Naguib Mahfuz

Hace años que lo leí por primera vez. Mi juventud, mis ansias de cambio, mi horizonte, que en vez de estar más despejado se encontraba mucho más limitado, hizo que el libro se me presentara de un modo decepcionante. No. No me sedujo, no me atrapó su lectura, buscaba más matices ideológicos, esos que ya impregnaban mi mente y que hoy se han asentado, despejando el horizonte con menores corsés y mucho mayor flexibilidad.
La lectura reciente me ha cautivado. Sus personajes se han perfilado con nitidez, el mundo que representa el Callejón de Midaq, el callejón de los Milagros, que no es otra cosa que un micromundo donde la gente ama, sufre, ríe, llora, vive, o al menos trata de vivir. Para algunos es toda su vida, para otros una celda de estrechos muros donde se respira un aire corrompido, viciado, donde la falta de medios hace que suspire por lugares lejanos, distinto a ese mundo al que se ven abocados a subsistir. Es una lectura absolutamente recomendable que te adentra en ese mundo mágico que destila el mundo árabe, a pesar de sus ceñimientos a creencias religiosas que son asfixiantes.

 

miércoles, 14 de julio de 2021

Los dioses estivales

 

No saben, los dioses estivales, cuan agradecido les estoy. Agradecido por los días y, sobre todo, las noches apacibles que nos están regalando, llenas de frescas brisas que nos hacen más llevaderas sus horas largas, ahora más sufribles y soportables, librándonos de esas aplastantes humedades que nos apoltronan en rincones, en apariencia frescos en los que nos refugiamos, negándonos hasta el aliento y anegando de sudor el cuerpo y el alma. No nos han vedado los aromas del jazmín ni el del la dama de noche, del clavel y del geranio, que siguen impregnando las noches serenas y consteladas, ni del canto de las cigarras anónimas que, en lugares ocultos a nuestros ojos, cantan a sus dioses propios nocturnas plegarias de agradecimiento. Siguen, como cada mañana, los pájaros saludando con sus trinos la llegada de un nuevo día. Temo que alguno de esos dioses ría en este momento la ingenuidad que no me permite sospechar lo que me espera a partir de este momento. Ese es mi temor. Es costumbre mía recelar de los dioses.

martes, 13 de julio de 2021

Mendel el de los libros de Stefan Zweig

¡Cuántos sentimientos, cuánta sabiduría caben en un rincón de una hostería! Zweig, con su habitual grandeza y desparpajo literario, es capaz de mostrarnos sin describirlo la infinitud de esa capacidad. Transcurren las horas, los días, las semanas, los meses y los años. Nada ha de cambiar. El tiempo es meticuloso, reiterativo. Entra el progreso por la puerta y permanece ignorado, desdeñado, por quien sólo se basta con sus libros. Los libros son su mundo, su universo. Los saborea y retiene como si fuese lo único importante en el planeta y fuera de él. Los libros trascienden una mente, un cuerpo, un espacio sideral. Hasta que por la puerta entra la intolerancia, la avaricia, la codicia. Todo se reduce a dónde naciste, de dónde procedes, ¿Qué beneficios me puede reportar su molesta presencia? Pero entre tanta maldad flota un ápice de humana esperanza. ¡Con qué maestría nos lo pinta Zweig! Nunca decepciona.

 

Como leer un poema de Terry Eagleton

Exhaustiva en exceso, hasta convertirlo en un texto árido, desalentador. Es justo lo que necesita quien se quiera dedicar de manera profesional a la crítica literaria, para quien quiera, deba o desee, sea cual sea el motivo que le impele, profundizar en el análisis pormenorizado de una obra poética. Sea capaz de desgranada una a una las partes que componen un poema o un conjunto de ellos. Como el estudioso del cuerpo humano que disecciona un cadáver para tomar conciencia de cada una de las partes de ese inerte cuerpo, pero sin poder acceder a sus últimos sentimientos, sus últimas risas, sus suspiros y añoranzas. Eso es lo que yo buscaba en este libro. Solo lo he encontrado en parte. No me importa tanto la estructura, la métrica, la textura de un verso como los sentimientos que en mi despiertan mientras los leo.

lunes, 12 de julio de 2021

Reina Roja de Juan Gómez-Jurado

Me ha sorprendido muy gratamente. A veces coincido con una gran mayoría y me dejo llevar. Me ha atrapado su lectura ágil, ligera, que como un cuadro hecho con la técnica de impasto; de cerca sólo distingues trazas de espátulas, máculas de óleo que apenas dicen nada, que carecen de sentido cuando se les aísla, pero conforme te alejas de ellos, lo contemplas desde otra perspectiva, desde un todo y se van configurando los contornos, perfilándose en su totalidad un paisaje, una marina, un retrato. Cada marca dejada por la espátula embadurnadas de palabras, van configurando un texto que te permite deslizarte sobre las páginas con rapidez, con intriga, el vilo siempre latente. Me he tomado la licencia de prescindir de la parte más cercana a la ciencia ficción, sacudiendo la parte del polvo que el camino va dejando en tu ropa.
Ahora restan otras partes, pero este libro tiene un principio y un final, no te deja ese sabor malicioso de muchos escritores que te invitan a seguir leyendo sus trilogías para despejar dudas. El libro es autosuficiente.

 

viernes, 9 de julio de 2021

La buena suerte de Rosa Montero

 

No recuerdo haber leído anteriormente a Rosa Montero. Su lectura me ha entretenido, repasa temas de candente actualidad, un mucho de aroma romanticón se desprende de sus páginas. Pero yo soy, y mucho, romántico enamorado del amor y de todo lo que con él conlleva. Pero no será una obra para dignificar mi biblioteca.

Al-Andalus de Ángel Luis Vera Aranda

¿Exhaustivo? Lo suficiente para no aburrir, a la vez que pintar una imagen bastante completa de lo que supuso el paso de los árabes por nuestra Península. Como es sabido de todos desde el año 711 mientras "España" se desangraba una vez más en una guerra civil, esas que como una malévola plaga se extiende, propaga y desparrama a lo largo y ancho de la historia de nuestra tierra. Si, desde el 711 hasta 1492, ese año donde un intrépido y mercenario navegante se tropezó con una tierra maravillosa, para el bien de algunos pocos y el mal de muchos, que perdieron creencias, tierras, libertades y hasta la vida en demasiados casos. Bueno, ese no es el objetivo de este comentario. Pero me surge de las entrañas.
El libro nos muestra las enormes e indelebles huellas que esa cultura ha dejado, para bien y para mal, sobre nuestra historia. Ni todo fue bueno, pero ni mucho menos todo fue malo. La valoración personal, sopesando los pros y los contras es bastante positiva a todos los niveles. Por ejemplo, fue la entrada en nuestra tierra del conocimiento de los griegos clásicos. Los romanos imitaban todo lo griego, pero no tradujeron las obras de Platón, Aristóteles y un largo etc. Fue significativo el avance de la filosofía, de la medicina, de las técnicas agrícolas y muchas cosas más, de todos sabidas. No todo lo que viene del exterior es negativo, y este libro lo demuestra con creces. Hemos tenidos las ciudades más populosas (Córdoba, Granada) más avanzadas. Se enseñó durante largos y fructíferos periodos, la tolerancia religiosa. Sí, la tolerancia religiosa, no nos ciñamos a esos malos historiadores emponzoñados de ideologías revisionistas y tendenciosas de nuestro pasado que responde más a engañarnos que a ilustrarnos. Este libro aporta mucho de ello, nos acerca a una "verdad" mil y una vez tergiversada, malignamente desvirtuada, solo respondiente a intereses actuales y no a cimentar nuestra historia.

 

jueves, 8 de julio de 2021

El último que apague la luz de Nicanor Parra.

Este libro cayó en mis manos por azar. Cómo cuando paseas por una calle y en un esquina indeterminada te encuentras con alguien o algo inesperadamente y ,entonces, tu vida ya no vuelve a ser la misma. Ese casual encuentro añade algo nuevo, sin restar, a tu existencia. No. No tiene porque ser algo grandilocuente, determinante, basta con que aporte algo novedoso. Lo leí, lo disfruté, y sus versos, sus poemas me refrescaron, me estremecieron, me hicieron dudar y me invitaron a reflexionar. Por fin me tropecé con la antipoesía más poética que he leído nunca.
 

domingo, 4 de julio de 2021

Recuerdos renovados

Agotados los recuerdos hay que concebir unos nuevos para mantener despierta la esperanza.
R.C
Cuadro:«Primavera o Descanso» del pintor cubano Jorge Arche Silva

Boabdil de Antonio Soler

Todo lo que ha escrito Antonio Soler me ha atrapado. Tiene una manera de narrar muy particular, descriptiva como una sucesión de imágenes qu...