viernes, 9 de julio de 2021

Al-Andalus de Ángel Luis Vera Aranda

¿Exhaustivo? Lo suficiente para no aburrir, a la vez que pintar una imagen bastante completa de lo que supuso el paso de los árabes por nuestra Península. Como es sabido de todos desde el año 711 mientras "España" se desangraba una vez más en una guerra civil, esas que como una malévola plaga se extiende, propaga y desparrama a lo largo y ancho de la historia de nuestra tierra. Si, desde el 711 hasta 1492, ese año donde un intrépido y mercenario navegante se tropezó con una tierra maravillosa, para el bien de algunos pocos y el mal de muchos, que perdieron creencias, tierras, libertades y hasta la vida en demasiados casos. Bueno, ese no es el objetivo de este comentario. Pero me surge de las entrañas.
El libro nos muestra las enormes e indelebles huellas que esa cultura ha dejado, para bien y para mal, sobre nuestra historia. Ni todo fue bueno, pero ni mucho menos todo fue malo. La valoración personal, sopesando los pros y los contras es bastante positiva a todos los niveles. Por ejemplo, fue la entrada en nuestra tierra del conocimiento de los griegos clásicos. Los romanos imitaban todo lo griego, pero no tradujeron las obras de Platón, Aristóteles y un largo etc. Fue significativo el avance de la filosofía, de la medicina, de las técnicas agrícolas y muchas cosas más, de todos sabidas. No todo lo que viene del exterior es negativo, y este libro lo demuestra con creces. Hemos tenidos las ciudades más populosas (Córdoba, Granada) más avanzadas. Se enseñó durante largos y fructíferos periodos, la tolerancia religiosa. Sí, la tolerancia religiosa, no nos ciñamos a esos malos historiadores emponzoñados de ideologías revisionistas y tendenciosas de nuestro pasado que responde más a engañarnos que a ilustrarnos. Este libro aporta mucho de ello, nos acerca a una "verdad" mil y una vez tergiversada, malignamente desvirtuada, solo respondiente a intereses actuales y no a cimentar nuestra historia.

 

2 comentarios:

  1. Me sorprende la benevolencia con la que juzga la ocupación árabe de la península y la animadversión que, sin embargo, le suscita la conquista española de América. No es usted muy ecuánime descartando los nuevos estudios históricos que se han hecho sobre la conquista de América (por prestigiosos hispanistas foráneos a los que no se puede acusar de barrer para casa) sólo porque no encajan como usted quiere en su ideario. Las dos conquistas tuvieron sus luces y sus sombras.

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    1. Bueno, las conquistas nunca han sido de mi agrado. Ni las que hicieron los árabes, ni la de los romanos, ni la de los españoles en Sudamérica. Tampoco me gusta la de Ucrania, ni tampoco la habituales de los americanos a lo largo de la Historia. Ese es mi ideario, que nadie conquiste a nadie. Un saludo y perdone es tiempo transcurrido, pero hasta hoy no me ha salido su estimable opinión.

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