Bien ambientada, mejor documentada, reúne todo los requisitos para complacer los más exigentes de los gustos literarios, pero siempre pende sobre la cabeza del lector, esos excesos desorbitados, que te inducen a pesar que tanta maldad no es posible en el ser humano. Sí, lo admito soy un ingenuo a pesar de mis años, pero pienso en toda alma siempre hay un atisbo de humanidad, o simplemente estoy equivocado y eso no es posible en ciertos elementos de nuestra especie.
De lo que no me cabe la menor duda es que mi horizonte, como español, como andaluz, como no creyente se ha visto despejado enormemente tras la lectura de la Mano de Fátima. Me ha aportado datos históricos relevantes para conocer los cimientos de nuestro pasado, sobre los que se apoya la actualidad, nuestro día a día.
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