Tal vez es más genuinamente infantil de los cuentos que he leído de Matute, sin embargo, el que menos me ha trasladado a esa hermosa vivencia que todos hemos disfrutado: cuando se es niño. No hay una razón literaria que lo justifique, pero ha sido así. Son demasiadas las cosas que se llevan para adelante en estas fiestas, demasiadas comidas, bebidas, pesadas digestiones, kilos que empiezan a sobrar por aquí y por allá que distraen tu mente en molestos quehaceres, en banales inquietudes. Tal vez la relea en época más alejada de turrones, anises y dulces navideños...
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