En esta colección de relatos de las vicisitudes de Montalbano aparece por primera vez algunos de los personajes que acompañan al comisario en sus avatares. Es un hombre joven, sagaz como siempre a pesar de su aparente bisoñez, son muchos los años que hay que restarle a su experimentada carrera. Aparece una Livia más permisiva, con el aplomo que da la viveza de un enamoramiento mucho más reciente.
Y como siempre, los casos, no por más cortos menos intensos, se van resolviendo con maestría.
Mi mente siempre agradece a Camilleri esos momentos de relax que me aportan las novelas del autor, siempre comprometidas en la búsqueda de justicia social, de la verdad, el compromiso, siempre firme de denunciar aquello que sobra en nuestra sociedad, y la descripción de un rincón de nuestro mundo que es la tierra siciliana, sus gentes, sus costumbres y manías...
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