Ingentes visitas han inquietado mi sueño. Primos lejanos han venido a verme. Primos carnales han sentido la súbita necesidad de visitarme, agasajarme o saludarme emergiendo de un oscuro e involuntario olvido. Viejos amigos, relegados a un negligente alejamiento, por desidia o desinterés, han recobrado repentinamente desterrados sentimientos y han perturbado mi descanso. Una mala digestión ha convocado una descomunal multitud durante mi siesta inquietando mi reposo enervando mi mente adormilada. Antiguos amores han permanecido aletargados bajo el tupido manto del descuido.
sábado, 19 de diciembre de 2020
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