Como todas las historias de Julio Verne, esta está repleta de aventuras, de genialidades que cobran un redoblado mérito adecuándolas a la época en la que fueron escritas. Nos narra los avatares de unos náufragos que no se resignan a su condición de serlo y dan un giro espectacular a sus vidas convirtiéndose en auténticos colonos que han de partir de suministrase con aquello que le da la tierra, en suma la naturaleza, volviendo a aquellos tiempos dónde el hombre era meramente un cazador/recolector para ir evolucionando paulatinamente en verdadero criadores, domesticadores y plantadores de las materias primas necesarias para subsistir. La isla, la ingeniosidad de los colonos, sus conocimientos técnicos, les hace la vida mucho más agradable. Pero siempre envuelto en un halo misterioso e inexplicable, que nos nos es desvelado mas que al final, dando un giro más que sorprendente, inesperado y nos trae a la mente hechos de viejas lecturas.
He de agilizar mi lectura en francés, me come la impaciencia durante la lectura, son muchas las palabras que he rebuscar en el diccionario, por desconocida, pero también he de tener en cuenta que el autor emplea mucha nomenclatura científica para insuflar realismo a sus relatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario