Es algo híbrido. Entre un ensayo filosófico y un libro de auto ayuda. Que conste que esta ultima modalidad me gusta más bien poco, la veo poco útil con todos mis respecto a quienes lo consideren como esencial para alcanzar una nimia dosis de felicidad. Al fin y al cabo es de lo que se trata, estar en este mundo gozando de la mayor dicha posible.
Aprender a convivir tiene de filosófico la profundidad de algunas de las reflexiones, esas que rasgan las superficies oxidadas de nuestro intelecto para darle lustre, inquietar el alma (un alma despojada de cualquier connotación teológica) y turbar los pensamientos adormecidos por la desidia intelectual, por la pereza de la mente tendente a acomodarse para hallar una falsa comodidad, una engañosa molicie.
La parte de auto ayuda tal vez se enmascare tras los ejercicios de pedagogía y mi mente limitada confunda un término con otro. Desconozco las reglas, las leyes de la pedagogía y mi ignorancia haga que se confundan. Mea culpa o tal vez no. ¿Quién sabe?
En resumida cuenta el libro me ha resultado ilustrativo, aportándome conocimientos que me eran ajenos, enriqueciendo mi entendimiento y ampliando mis horizontes.
Es lo primero que leo de José Antonio Marina y estoy plenamente convencido y resuelto a que no sea lo último.
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