No quedan más que dos opciones o Guatemala o Guatepeor. Esta distopía no concede tregua o el sometimiento a un régimen islámico, culmen de un proceso, sutil, perceptible a simple vista tras los movimientos demográficos respaldados por décadas de existencia, de la indiferencia voluntaria o consecuencia de una desidia generalizada, tal vez parapetadas en gestos humanitarios dignos de elogios pero de insospechados resultados. Y como decía o ese sometimiento a la subyugación a un sistema xenófobo, racista, machista, autoritario y sospecho que violento, que viniese a contrarrestar esa imparable islamización.
No, en sumisión no cabe un termino medio de coexistencia pacífica sino de concepciones enfrentadas, irreconciliables.
Esta vez la he leído en francés. Me ha parecido más profunda, filosófica y me he sentido mucho más cercano a los sentimientos del autor precisamente por la falta de intermediación de un traductor o traductora.
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