En contra de la costilla de Adam el autor contrapone el papel fundamental que ha jugado la mujer a lo largo de la evolución humana.
No es lo primero que leo al respecto, pero si aporta un desarrollo más amplio sobre la tesis del papel de la hembra en la evolución humana con respecto al macho. Como su adaptación fisiológica evolutiva ha debido experimentar unos avatares diversos, costosos, tanto al nivel biológico y sociales. Caro ha sido el coste, sobre todo, a nivel socio cultural. Incluso la evolución indujo a acortar el periodo de gestación para no convertir el hecho de parir en algo sin futura para la madre como para el neonato. O acortas ese periodo gestante o no existe futuro posible. Por ello el animal menos desarrollado a la hora de nacer somos nosotros: los seres humanos. Los cuidados en la más tierna de nuestra infancia ha requerido un periodo mucho más largo, un precio mucho más alto para que seamos capaces de valernos por nosotros mismo. Todo eso, de un modo u otro ha recaído siempre en el genero femenino. Difícil hubiese resultado que las hembras dejasen sus glándulas mamarias atrás para que sus retoños pudiesen seguir con su lactancia mientras las ellas partían de caza.
Curiosa me ha resultado el papel atribuido a la abuela en la teoría expuesta por el autor.
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