Curioso lo que me ha sucedido con este libro. Anoche estuve leyendo un par de capítulos de Los problemas de la filosofía de Bertrand Russell. Todo fue bien. Asimilaba los conceptos con cierta facilidad, pero consideré que un par de capítulos eran más que suficiente. Seguí con la lectura de La cadera de Eva, un libro de difusión científica sobre la evolución del hombre (tema que me apasiona) y más en concreto sobre la importancia de la mujer en dicho proceso, no olvidemos que ellas tuvieron que sufrir una adaptación más rigurosa en el proceso evolutivo por aquello que son las llamadas a parir. No es lo mismo expulsar una cabeza con una enorme capacidad craneal para albergar un cerebro desarrollado que uno de menor capacidad, lo que nos ha permitido ser algo más inteligente que otros animales (por cierto, algo que muchas veces pongo en duda).
Quise acabar mi noche de lectura con algo más asumible para esas altas horas de la noche. Chesterton me pareció lo más adecuado. Libro de apenas quince páginas y autor inédito para mi.
Ahora, delante del ordenador no soy capaz de recordar absolutamente nada de su trama, del argumento, de los personajes o el personaje, ni tan siquiera dónde se desarrolla. Fue una lectura de encefalograma plano, no ha dejado ni la más mínima huella. Eso no dice mucho a su favor.
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