¡Qué hermosa descripción del gato!
El bosque animado (Wenceslao Fernández Flórez)
- La subrayado en la página 140
No admite dueños, sino anfitriones, y por eso no sirve sino que se deja servir.
Después, lo que le importa es soñar. Enroscado junto al fuego, o sobre el más mullido mueble de la casa, o inmóvil en el alféizar de una ventana para dejarse ver —más que para ver— del mundo exterior, imagina estupendas historias y no gusta de que alguien le estorbe.
Cuando todos duermen y son tan densas las sombras que a un hombre le parece tropezar en ellas, sentirlas como cuajadas a su alrededor, el gato gusta de recorrer con sus leves pies de terciopelo los rincones que el misterio de la noche transforma.
El bosque animado (Wenceslao Fernández Flórez)
- La subrayado en la página 140
No admite dueños, sino anfitriones, y por eso no sirve sino que se deja servir.
Después, lo que le importa es soñar. Enroscado junto al fuego, o sobre el más mullido mueble de la casa, o inmóvil en el alféizar de una ventana para dejarse ver —más que para ver— del mundo exterior, imagina estupendas historias y no gusta de que alguien le estorbe.
Cuando todos duermen y son tan densas las sombras que a un hombre le parece tropezar en ellas, sentirlas como cuajadas a su alrededor, el gato gusta de recorrer con sus leves pies de terciopelo los rincones que el misterio de la noche transforma.
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