No cabe la menor duda que cada vez disfruto más de Montalbano. Personaje peculiar, no demasiado simpático pero sin embargo entrañable, que rehúye cualquier protagonismo a pesar de su singular sagacidad, su fidelidad amorosa, su glotonería y el amor al trabajo bien hecho. Se agazapa en el anonimato que su popularidad le permite, en la obediencia y respeto de sus colaboradores y la aprensión de sus superiores. Siempre logran sorprenderme sus insospechados finales, la veracidad y humanidad de sus personajes
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