Libro entrañable. Induce mucho a reflexionar sobre la vida, sus cosas, esas cosas que por cotidianas pasan cerca de nosotros, a veces sin que las percibamos, otras dándoles mayor importancia de la que se merecen. Y es también un libro sobre la muerte. En él siempre está acechante en una esquina, agazapada pero omnipresente, el protagonista, el viejo profesor, padece una enfermedad terminal.
Ayuda, y mucho, a ampliar el horizonte intelectual, el mirar la senda que nos queda por recorrer desde un prisma distinto, cada cual el suyo, pero ampliado, diverso, nos hace más receptivo. Es una lectura amena, que aporta conocimiento sobre el ser humano. Sí, vale la pena leerlo.