Gozar con una buena lectura no es meritorio, simplemente basta con dejarte llevar. Pero este libro tiene algo especial, muy especial. No solamente te permite disfrutar sino que enriquece. Te sumerge en la piel ajena, en la de un escritor que "sufre" una triple condición: es austriaco, es judío y es intelectual. No necesariamente por ese orden pero si son inequívocas condiciones para soportar una hiriente marginalidad, según el lugar y la época que te toque vivir.
En este caso la Austria de la primera Guerra Mundial, la época convulsa de entre guerra, la gestación y estallido de la Segunda Guerra Mundial. Es obvia la marginalidad enunciada, con un Hitler y un nazismo ascendente, con gente aborregada, empujado por un falso fervor patriótico y nacional, en busca de chivos expiatorios que paguen las deudas ideológicas, morales y sociales que ellos mismos no han sabido enjuagar ni pulir.
Es un libro magistral, que nos pone de cara a un pasado que muchos quieren cubrir con un velo de olvido y de ese modo poder repetirlo. No. No está escrito como un panfleto partidista, sino con una soltura que nos muestra sin tapujos cuan nefastas son las consecuencias de ignorar nuestro entorno, de bajar los ojos ante la gestación de periodos difíciles, donde habitualmente se benefician los mismos de siempre.
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