Su enorme popularidad no le ha restado ni un ápice a la sorpresa que ha suscitado en mi su lectura. Es un libro grande, corto pero inmenso en su arte literario. La eterna lucha entre el bien y el mal, entre la bondad y la maldad, descrita con indudable maestría, con una profundidad psicológica difícil de superar. Como la resignación y desesperanza va arraigando en el personaje principal, perfilándose sin poder desprenderse de esa alegórica lucha que pormenoriza una lucha abocada al fracaso más absoluto. Es sucumbir a la muerte sin morir, sin dejar de existir, sobrevivir sin subsistir.
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