Es lo primero que leo de esta pensadora, de esta filósofa. La obra consigue su objetivo, te induce a pensar, invita a la reflexión, incita a plantearse y replantearse conceptos intuidos, pero no curioseados, como quien coge un objeto, que por cualquier motivo te ha llamado la atención y empiezas a observarlo desde diversas perspectivas, lo giras para un lado y para otro tratando de desentrañar los más obscuros rincones que lo configuran, su composición, su forma, la materia de la que está hecho y entonces va exteriorizando los más nimios de los detalles, no sólo los evidentes sino también aquellos que en un principio pasan desapercibidos.
Discrepo con la eminente pensadora en algunos de sus conceptos de libertad ¿tengo derecho a discrepar con tan ilustre y preclara mente? Pues si. Hace un evidente paralelismo entre la libertad que mana de la Revolución norteamericana, que termina felizmente, (añado yo, siempre que tengas medios y no seas de color) y la Revolución francesa, que termina en un auténtico fracaso y en otro tipo de despotismo. Pero está obviando la consolidación del poder que viene a quebrantar esa revolución. La historia de los Estados Unidos no tenía la cimentación del absolutismo reinante en la Francia prerevolucionaria, el arraigo de los privilegios de la aristocracia que veía peligrar su solidez amenazada. Es mucho más atroz y potente la reacción en esas sociedades fuertemente cimentadas y establecidas y, por lo tanto, los mecanismos de defensa del nuevo orden han de ser de mayor contundencia. Esto no justifica jamás los regímenes de terror que han nacido y consolidado en esas sociedades. Cualquier autoritarismo es execrable.
De repente en España (creo que en gran parte del mundo) se ha banalizado el concepto de libertad, para alguno sólo se ciñe al derecho a poder ir a tomar unas cañas al bar de la esquina pero obviando derechos y libertades mucho más profundos como la dignidad de un buen trabajo justamente remunerado, el derecho a una vivienda digna y la libertad de pensamiento sin cortapisas entre otras muchas cosas. Libertad, sí, pero para todos no sólo para los poderosos.
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