Buena lectura para los que andamos un tanto pasaditos de kilos (yo estoy algo más que pasadito). Al comienzo te lleva a la desilusión, es un tanto determinista, ese término filosófico que tanto desasosiego despierta. Todo viene marcado por la segregación de hormonas de nuestro hipotálamo. Ah, pues entonces no hay nada que hacer, yo estoy gordo porque esa cosa así lo determina. Pues no, siempre se puede hacer algo para paliar, suavizar y enderezar ese bombardeo hormonal al que estamos constante e irremisiblemente sometido.
Es de lectura no muy compleja y si provechosa que nos permite conocer en mayor profundidad nuestro cuerpo, nuestro pensamiento, nuestros deseos y ese modo compulsivo e innecesario de sobrealimentarse.
Obviamente es una lectura que solo se ciñe a quienes tenemos un imperiosa necesidad de controlar nuestro peso, no por cuestión meramente estética sino mirada desde una perspectiva saludable.
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