Qué magnifica capacidad tenía este hombre para resaltar las pasiones, las desdichas, los entusiasmos y los desalientos de los seres humanos. Qué capacidad tienen aún sus libros de transmitir esas sensaciones fogosas o alicaídas, vehementes y ardorosas, flemáticas y calmosas en el lector, sean de ayer, de hoy y, supongo, de mañana.
Nos cuenta, con esa prosa elegante e inteligente que lo caracteriza, los avatares de personajes de diverso orden, de primera línea o que jugaron un papel secundario, pero no por ello menos relevante en momentos muy determinados de nuestra historia.
Es uno de esos libros que se deben leer alguna vez en la vida.
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