sábado, 13 de marzo de 2021

La luz difícil de Tomás González.

Es la primera de las obras que leo de el hasta hoy, para mi, desconocido autor colombiano. Me ha dejado una grata impresión. Nos cuenta la historia de alguien quien espera el viaje hacia la muerte de su hijo. Trata la eutanasia como un bien que reporta la liberadora elección de cómo y cuando morir, para quienes han perdido, por motivos objetivos, cualquier posibilidad de alcanzar una vida digna, alejada de sufrimientos y penas estériles. No me gusta la expresión de una muerte digna. La dignidad nunca puede ir asociada a la muerte, este fin, que a todos aguarda sin remisión, no se puede dignificar, enaltecer, pero si paliar y suavizar y esa no es otra cosa que la única actitud que justifique la eutanasia. Pero la historia no se ciñe a crear proselitismo a favor de la libre elección de la muerte, sino que, estos personajes que pululan, respiran, sienten, aman y padecen es las páginas de esta obra se aferran a una esperanza siempre latente y sostiene el vilo de la trama creativa. Siempre hay una llama alentadora agazapada tras todas y cada una de las páginas que configuran esta novela, corta pero bella, desgarradora y vivencial. Entre sus personajes entrelazados en sucesos y hechos que se recuerdan o suceden en constantes vaivenes entre un rememorado pasado y hechos presentes, perfectamente delimitados y perfilados siempre está la clave de qué sucederá al final, cual será la decisión última que nos traiga un colofón menos amargo.
 

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