Es una buena forma de introducirse en esa compleja materia de la Ética, que te la expliquen con mentalidad de adolescencia recién inaugurada. Savater lo hace de un modo práctico, ameno, simple y sin estridencias filosóficas. El libro abre el apetito para animarte a profundizar en esos conocimientos, es una invitación a adentrarte en un camino que es brumoso, desconocido, cuyo vericuetos te producen un cierto temor, un misterioso e insólito respeto. Es un libro interesante, instructivo, que despeja la mente haciéndola más absorbente, como un ataque de tos intelectual, molesto mientras se produce pero liberador una vez terminado. Tus alveolos intelectuales han quedado despejados, libre de una molesta obstrucción.
Pero me atrevo, valiente yo, a discrepar con Savater en un hecho destacable, define la ética como la relación entre seres humanos. Pero considero que esa relación ha de hacerse extensible en la relación de los humanos con todo su entorno, sobre todo si está dotado de vida. ¿Es ético torturar a un animal en un ruedo hasta producirle la muerte ante degradados e envilecidos espectadores? ¿Hay algo amoral en matar animales por pura diversión? Claro que sí. No por imperiosa necesidad de subsistencia, sino para satisfacer ese sentimiento, que no sabría explicar y menos justificar, puesto que jamás lo he experimentado, de echarse al monte, a un coto y disparar sobre animales, grandes o pequeños, terrestres o voladores por simple diversión. No, creo que la ética humana no debe ser irrespetuosa con el medio natural, en ninguno de los sentidos. Supongo que la ética afronta ese problema, seguro que sí, aunque para Savater haya pasado como algo desapercibido.
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