Una vez más, Camilleri, me ha hecho pasar unas horas de agradable lectura. Un crimen, o mejor dicho unos crímenes y aderezados por un secuestro, todo magnífica, certera y adecuadamente resueltos por la sagacidad de Montalbano y como siempre esquivo a las glorias, sin pretender convertirse en el epicentro de las investigaciones, tratando de encontrar un hueco en su tiempo para compartirlo con Livia. Siempre sazonado por la sutil crítica a la sociedad italiana, a la sociedad en general más bien, aunque esa primera con sus inimitables peculiaridades. Nada está escrito sin un sentido, le aflora su compromiso social, su punto de vista de la vida que nos ha tocado vivir. Todo en el autor es inteligente, incluida su peculiar visión de las vivencias humanas, sus relaciones jerárquicas, amorosas o de amistad. Siempre sin olvidar sus amores gastronómicos.
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